The Temple Bar: la historia de éxito de la cervecería que ya tiene 20 locales y factura $130 millones 1p3j2p
Tres amigos compraron un pub irlandés en ruinas y lo convirtieron en una de las cadenas referentes de la movida cervecera. Pensar el bar como una marca desde el primer día fue, aseguran, la clave del éxito. 42m4q
Recién salidos de la facultad, Juan Chereminiano y Facundo Imas, contador y de empresas respectivamente, abrieron un bar. "No sabíamos que íbamos a ser emprendedores", recuerdan. Luego de esa experiencia, en 2010, el dueño de un bar irlandés venido a menos del microcentro les hizo una oferta: comprar The Temple Bar, con mercadería y todo. "Nos lo había querido vender un año antes por US$ 150.000. Nos llamó y nos dijo que lo iba a rematar y nos pidió US$ 30.000. Pensamos que mucho no podíamos perder", recuerda Imas. 2w2p3n
En ese momento, habían sumado un tercer socio, Bruno Ananía, primo de Imas, y entre los tres se encargaron de darle una vuelta de tuerca al bar. "No sabíamos ni pinchar un barril de cerveza", ite Imas, y recuerda cómo los primeros meses dormían en el sillón del salón para trabajar todo el día en la remodelación del local, que nunca cerró sus puertas al público. Además de conocer a los empleados, reestructurar las deudas y actualizar la carta (entre otras tareas de las que debieron ocuparse), el trío trabajó en el rebranding. Era el año 2010, y estaban cursando Naves en el IAE de la Universidad Austral. Allí les aconsejaron pensar en grande y decidieron encarar el bar igual que pensarían una marca.
Contrataron una diseñadora y transformaron el lugar para satisfacer mejor a sus mejores clientes: los grupos de amigos. "Todo lo pensamos en base a eso. Empezamos a ofrecer jarras de cerveza, armamos mesas grandes, platos para compartir y pusimos un DJ. Nos propusimos ser el lugar donde vinieran a festejar el cumpleaños o a celebrar una recibida", recuerdan y, en los primeros seis meses triplicaron la facturación. Cinco años después, ya tenían cuatro locales propios funcionando.
En 2014 se sumó Juan Nielsen, que en ese momento era proveedor del trío cuando trabajaba en Pernod Ricard. Él fue el encargado de desarrollar la expansión con franquicias y en 2015 abrieron la primera en Córdoba. Los socios explican que eligen muy bien a quién otorgarle la franquicia y que prefieren no hacer publicaciones masivas para asegurarse de entregarle la marca a personas de confianza. "Ahí empezamos a simplificar y mejorar procesos para poder transmitirlos y que la marca no se dañara por errores propios. Dar lo mejor que tenes para que el otro lo pueda vender bien ", explica el socio de la marca que hoy propone una inversión de entre US$ 150.000 y 200.000 por franquicia.
Con la marca encaminada, los socios se encontraron con que era cada vez más difícil abastecer los locales. Hasta el momento, se vendía cerveza artesanal con su marca fabricada por terceros, pero los proveedores apenas daban abasto para acompañar el crecimiento. Por eso, luego de una propuesta de un grupo inversor que los hizo alertarse sobre el movimiento de cerveza artesanal en el exterior, decidieron abrir su propia fábrica. Consiguieron un socio que iba a aportar el capital en conjunto con ellos, habían firmado un alquiler por 10 años en un galpón enorme sobre Panamericana, y dos días antes de cerrar el trato, el grupo se echó atrás. "Ese día pensamos que se caía el mundo abajo. Pero al día siguiente nos juntamos, hicimos tres llamados y conseguimos a quien nos ayudara con el dinero. Eso puso a prueba nuestra amistad y el capital humano. Salimos fortalecidos", reconoce Imas y recuerda que la inversión total para la fábrica fue de US$ 600.000. Hoy producen 60.000 litros mensuales de cerveza con los que abastecen a sus 20 locales y para fin de año esperan llegar a las góndolas con botellas propias.
En paralelo, y para adaptarse al boom de cervecerías, los socios crearon el formato Temple Craft, con menos metros cuadrados y self service. Fue poder actualizarse rápido. Y por otro lado, expandirse para que no se disuelva la marca entre la proliferación de cervecerías , explica Ananía. Para el próximo año esperan crecer con un mínimo de ocho aperturas siempre priorizando un franquiciado adecuado y una locación estratégica. Y así como pensamos Craft en su momento, estamos pensando el próximo formato. Vamos a abrir un container en Nordelta y algunos nuevos formatos para shoppings , reconoce Imas.
La firma busca innovar dentro de la gastronomía y se destacan por haber sido de los primeros en pensar un plan de sustentabilidad que atraviese todas las aristas del negocio. Y eso, sumado a su visión empresarial, fue lo que apalancó el crecimiento. Es innovador empezar a decirles a todos que la gastronomía se maneja de día. Todo se arregla en la oficina a la mañana. No tomamos decisiones detrás de la barra , concluye Nielsen.
En cifras
- Fundación: 2010 Inversión inicial: US$ 23.000
- Cantidad de locales: 20 (5 propios y 15 franquicias)
- Facturación anual: + $ 130 millones
- Empleados: 300 (mitad propios, mitad de franquicias).
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