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Conflicto Israel-Irán: la sombra de la guerra pone en jaque a la economía mundial 5954d

Una guerra entre Israel, Estados Unidos e Irán podría hacer estallar Medio Oriente, con enormes consecuencias para los precios de la energía y las materias primas. 3fty

La decisión de Irán de intensificar su conflicto con Israel lanzando una andanada de drones y misiles armados acerca aún más los riesgos de una guerra abierta entre ambos países, en la que posiblemente participe Estados Unidos. No es ningún secreto, después de todo, que Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, lleva mucho tiempo deseando destruir el programa nuclear iraní. Algunos en EE.UU. piensan lo mismo. ¿No es ésta la oportunidad de los halcones? 661m5i

En una columna publicada en octubre de 2023, argumenté que una escalada de ese tipo era el principal peligro para la economía mundial que planteaba el ataque asesino de Hamás contra Israel. Aunque la intensidad petrolera de la economía mundial se ha reducido en más de la mitad en los últimos 50 años, el petróleo sigue siendo una fuente esencial de energía. Una interrupción grave del suministro tendría grandes efectos económicos adversos.

Además, la región del Golfo es, por lejos, la mayor productora de energía del mundo: según el Statistical Review of World Energy de 2023, contiene el 48% de las reservas mundiales probadas y produjo el 33% del petróleo mundial en 2022. Peor aún, según la istración de Información Energética de EE.UU., una quinta parte del suministro mundial de petróleo pasó por el estrecho de Ormuz en 2018. Este es el punto de estrangulamiento del suministro mundial de energía. Una guerra entre Irán e Israel, que posiblemente incluya a EE.UU., podría ser devastadora.

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Los dirigentes de la economía mundial, que viajaron esta semana a Washington por las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial, son espectadores: sólo les queda esperar que en el Medio Oriente prevalezcan los sabios consejos. Si realmente se evitara el desastre, ¿cómo sería la economía mundial?

Sobre esta cuestión, como de costumbre, el informe Perspectivas de la Economía Mundial del FMI ofrece aclaraciones. No porque sus previsiones vayan a ser necesariamente correctas. Si ocurriera algo grave, no lo serían. Pero ofrecen una visión sistemática de la situación actual del mundo.

En pocas palabras, como explica Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, en su introducción, el comportamiento reciente de la economía mundial ha sido notablemente mejor de lo que se creía, a pesar de las disrupciones de la producción y la inflación causadas por la pandemia, la invasión rusa de Ucrania, la suba de los precios de los commodities y el fuerte endurecimiento de la política monetaria. Como señala, "pese a las muchas predicciones sombrías, el mundo ha evitado una recesión, el sistema bancario ha demostrado resiliencia en su mayor parte, y las principales economías de mercados emergentes no han sufrido frenadas bruscas de la entrada de capitales".

En particular, el repunte de la inflación no desencadenó espirales descontroladas de precios y salarios. En conjunto, la economía mundial se ha mostrado más flexible y las expectativas de inflación mejor ancladas de lo que muchos esperaban. Todo esto son buenas noticias.

Cabe destacar que el crecimiento acumulado de la producción en 2022 y 2023 superó las previsiones del FMI de octubre de 2022 para la economía mundial y todos los grupos significativos dentro de ella, excepto, fundamentalmente, para los países en desarrollo de renta baja (LIDCs, por sus siglas en inglés). Lo mismo ocurrió con el empleo, excepto en los LIDCs, de nuevo, y en China. La economía estadounidense se ha mostrado especialmente dinámica, aunque la de la eurozona mucho menos.

Una cuestión interesante es por qué la restricción monetaria ha tenido tan poco efecto sobre la producción. Una explicación es que la política fiscal ha sido favorable, sobre todo en EE.UU. Otra explicación es que las tasas de interés reales cayeron, en lugar de subir, porque la inflación fue muy alta. Esto está cambiando. Otra es que una alta proporción de las hipotecas son a tasa fija. Además, el aumento del ahorro durante la pandemia ayudó a financiar el gasto. Sin embargo, esto se está terminando ahora. Las políticas monetarias restrictivas todavía podrían tener un efecto retardado considerable.

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Mientras que los resultados a corto plazo de la economía mundial han sido sorprendentemente buenos, los resultados a largo plazo han sido lo contrario. Desde principios de este siglo se han producido en todo el mundo marcados descensos en el crecimiento del PBI real per cápita. El desplome del crecimiento de la productividad total de los factores (PTF) -la mejor medida de la innovación- ha sido especialmente significativo. En los LIDC, el crecimiento de la PTF llegó incluso a ser negativo entre 2020 y 2023.

La ralentización del crecimiento de la PTF representó más de la mitad de la disminución global del crecimiento. Según el informe Perspectivas de la Economía Mundial, la creciente mala asignación de capital y mano de obra entre empresas dentro de los sectores explicó gran parte de esta desaceleración. Estas cosas se pueden cambiar. Pero no será fácil hacerlo. Es probable que una de las razones de esta ralentización sea la pérdida de dinamismo del comercio mundial, que siempre es una potente fuente de competencia.

Las principales enseñanzas de este informe son, pues, resultados económicos recientes sorprendentemente positivos, salvo en el caso preocupante de los países menos desarrollados, junto con una marcada ralentización del crecimiento a largo plazo, debida en gran parte a la desaceleración del crecimiento de la productividad en el conjunto de la economía. Sin embargo, no hace falta decir que también existen grandes incertidumbres.

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Por el lado positivo, podríamos asistir a un repunte a corto plazo de la relajación fiscal relacionada con las elecciones. Las sorpresas positivas, sobre todo en la oferta de mano de obra, podrían acelerar aún más el descenso de la inflación. La inteligencia artificial podría suponer una sorpresa positiva para el escaso crecimiento de la productividad. El éxito de las reformas también podría acelerar el crecimiento de la producción potencial. Sin embargo, en el lado negativo, el crecimiento de China podría caer bruscamente. También existen riesgos demasiado evidentes para la estabilidad financiera, fiscal, política y geopolítica mundial. El comercio mundial podría verse golpeado por el proteccionismo.

Una guerra entre Israel, EE.UU. e Irán podría hacer estallar Medio Oriente, con enormes consecuencias para los precios de la energía y las materias primas. Las mayores víctimas de este caos serían, como siempre, los más pobres.

Puede que hayamos gestionado los shocks mejor de lo esperado. Pero estamos caminando con pies de plomo y debemos pisar con cuidado.

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