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Financial TimesExclusivo

¿Donald Trump y Elon Musk ahora son enemigos? 1s5f6z

La verdadera causa de su distanciamiento tiene poco que ver con el déficit fiscal de Estados Unidos. 175z3d

Despidan a los guionistas. La temporada 7 de Estados Unidos se está yendo de las manos.

Incluso si Elon Musk logra reconciliarse con Donald Trump -al parecer hay una llamada telefónica programada-, la ruptura entre el hombre más rico del mundo y el más poderoso difícilmente desaparezcaNo se puede pedir el juicio político de Trump, insinuar cosas sobre su relación con el fallecido pedófilo Jeffrey Epstein, atribuirse todo el mérito de su victoria electoral y luego actuar como si nada hubiera pasado.

Trump es famoso por su susceptibilidad. Si tomamos a Musk al pie de la letra, el deterioro de su relación se originó por lo que él ve como el gran, pero nada hermoso presupuesto republicano -"una abominación repugnante", según las palabras elegidas por el hombre de los cohetes. 

Pero más que la filosofía fiscal, la psicología es una mejor lente para analizar el comportamiento de estos hombres. Como lo dijo el comediante Stephen Colbert: "Empiezo a preocuparme de que dos megalómanos narcisistas con total incapacidad de valorar a otros seres humanos tengan dificultades para hacerse amigos".

Musk claramente cree que puede perjudicar a Trump. Pero Trump tiene casi todas las cartas. Si el presidente de EE.UU., libre de ataduras, quisiera destruir las empresas de Musk, podría hacerlo. Todas dependen en mayor o menor medida del gobierno federal: aprobaciones regulatorias, contratos y, por ende, ventajas competitivas

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Más que la filosofía fiscal, la psicología es una mejor lente para analizar el comportamiento de Elon Musk y Donald Trump. Foto: Archivo.

Una parte importante de la riqueza de Musk proviene de su participación en Tesla, que todavía cotiza a más de 100 veces sus ganancias. Si Trump bloqueara la aprobación de la versión totalmente autónoma del vehículo, podría perjudicar a la empresa. 

También es posible que Jeff Bezos consiga ganarse la simpatía de Trump. Blue Origin, su compañía, es el único competidor posible de SpaceX, la otra gran fuente del patrimonio de Musk en papel.

En realidad, la causa del distanciamiento tiene poco que ver con el déficit fiscal estadounidense, pese a lo que diga Musk. Claro, la "gran y hermosa ley" de Trump debe haberle parecido una humillación, ya que Musk había prometido encontrar u$s 2 billones en ahorros fiscales con su supuesto Departamento de Eficiencia Gubernamental, solo para ver a Trump agregar más que eso al déficit. 

"¿Era todo una farsa?", habría preguntado Trump a sus asesores sobre Doge. Presumo que era una pregunta retórica. La verdadera queja de Musk es que el presupuesto elimina los créditos fiscales para autos eléctricos, lo que deja a su debilitada Tesla aún peor parada. 

También estaría furioso por la alianza creciente entre Trump y Sam Altman, CEO de OpenAI, con quien Musk rompió hace años. Que ese "Estafa Altman", como lo llama Musk, apareciera con Trump en un evento en Abu Dhabi fue cruzar un límite. Musk logró cancelar esa aparición conjunta, pero no el acuerdo sobre datos de inteligencia artificial que fueron a anunciar. 

Stargate UAE, al igual que Stargate USA presentado en enero, posiciona a OpenAI como la favorita de Trump en ese sector en plena expansión. xAI, la iniciativa aún fallida de Musk, quedó afuera del acuerdo. Esta semana, además, la Casa Blanca retiró abruptamente la nominación de Jared Isaacman, amigo de Musk, como próximo jefe de la NASA.

En resumen, Musk sobreestimó gravemente su influencia. No sé si su consumo reportado de ketamina tuvo algo que ver -el famoso "K-hole" causado por el exceso del anestésico puede generar delirios paranoides y episodios psicóticos-. Pero Musk tiene tendencias narcisistas sin necesidad de medicación. 

Pensá en el rostro de Jack Nicholson en El resplandor, apareciendo de repente en ese hotel vacío en las Rocallosas. Ahora imaginá la cara de Musk asomándose sobre el Capitolio mientras intenta destruir la legislación emblemática de Trump. Creyó que podía derribar la prioridad de Trump con un par de posteos en redes. El plutócrata más grande del mundo perdió el o con la realidad

Musk acusó a Trump de ser un desagradecido por no recompensarlo por los casi u$s 300 millones que habría aportado a su campaña. Pero las empresas de Musk recibieron 38.000 millones en subsidios y contratos federales a lo largo de los años. Y él pagó con una motosierra al Estado. Eso sí que es ingratitud.

Lo que me lleva a una pregunta personal -esta vez para Joe Miller, un gran colega de nuestra oficina en DC, que cubre a los oligarcas en Washington. Joe, ¿cómo creés que Musk, tan lúcido en los negocios, terminó haciendo una apuesta tan mala?

Musk acusó a Trump de ser un desagradecido por no recompensarlo por los casi u$s 300 millones que habría aportado a su campaña. Foto: EFE.

Respuesta de Joe Miller 2i5l6v

Ed, tiendo a coincidir en que la psicología es la mejor disciplina para analizar a Musk, y para entender cómo calculó tan mal el valor de las cartas que tenía en DC.

Nunca creí realmente que se tratara de una alianza basada puramente en intereses mutuos. Musk ciertamente no necesita más contratos gubernamentales: SpaceX ya era indispensable para la NASA mucho antes de que Trump fuera reelecto

Incluso si Musk lograra manipular el aparato de adquisiciones de defensa para favorecer aún más a sus empresas, el beneficio sería apenas una fracción irrelevante dentro de su fortuna de u$s 420 mil millones. Tampoco necesitaba a Trump para que el gobierno lo dejara tranquilo: los reguladores ya habían demostrado ser bastante inofensivos frente a sus infracciones durante la era Biden.

Pese a todo el revuelo por la inyección de dinero de Musk en la campaña de Trump, el presidente probablemente tenía razón cuando dijo el jueves que habría ganado Pensilvania sin la ayuda del magnate. No olvidemos que Kamala Harris recaudó más que su rival y perdió. 

Además, Musk ha demostrado tener instintos políticos mucho peores que los de Trump: incluso antes del papelón en Wisconsin, apoyó a los candidatos equivocados para el Tesoro y el liderazgo del Senado, entre otros errores básicos (el AfD no ganó las elecciones en Alemania, por cierto).

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